Llegaste simple, pura, llana,
Sin más que tu sonrisa volviéndome loco
Y te comí, saboreé cada espacio
Cada borde que encontré,
Esculpí con mis manos tus curvas
Sin más a ciegas, puedo rehacer tu cuerpo de la nada
La locura me hizo suyo y entre gemidos, sin palabras también se hizo de ti
Yo en ti, tu en mi
La apoteosis de la verdad en carne
En sudor…
En gritos…
En ti…
En mi…
Y al final solo queda la cordura.
Macbeth E. Zaratustra
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